Frank Zappa: El perverso moralista del rock

By Diego A. Manrique

Triunfo, 17 March 1979


A finales de los años cíncuente, en algún lugar de California, el joven Francia Vincent Zappa leyó entualasmado las famosas palabras de Edgar Varèse: "El compositor del tiempo presente rehúsa morir". Aquello orgullosa declaración se convirtió también en su lema. Y le dio fuerzas suficíentes para crear un insólito "corpus" musical que ya cuente con cerca de treinta LPs – más centenares de cintas inéditas, cuidadosamente archivadas en su casa-estudio de Laurel Canyon, que él espera poder hacer públicas algún dia – más diversos cortometrajes y largometrajes. Con la misma tenacidad demostrada por Duke Ellington en la preservación de la magnifica orquesta que llevaba su nombre y tocaba puntualmente sus nuevas composiciones, Zappa se ha movido astutamente por las pantanosas aguas de la industria del "rock" y ha concluido con mayor o menor felicidad un alto porcentaje de sus aparentemente poco comerciales proyectos. Ha terminado pleiteando con las compañías discográficas (MGM y Warner Bros) que han editado su obra, se ha peleado con su "manager" de toda la vida, ha sufrido las criticas y difamaciones de algunos de los centenares de músicos que han estado bajo su batuta, pero aqui está, vivo y coleando y pletórico de ideas.

Zappa concibe sus creaciones como una macroestructura en expansión dotada de una continuidad estructural que se manifiesta en la repetición de ciertos temas-obsesiones y en la aplicación de unos métodos musicales muy suyos. Estamos ante un mago del montaje sonoro, un "multi-media man" cuya producción puede parecer heterogénea y disparatada, pero que en realidad encaja tan irremediablemente como las piezas de un rompecabezas. Un próximo disco suyo podría contener un ensayo para una obra sinfónica que aparecerá en los años ochenta si consigue que alguien financie la producción, pero también podría incluir una nueva interpretación de una pieza de "jazz-rock" desarroliada no del todo a su gusto en un anterior LP con diferentes músicos. 

Músico prasmosamente ecléctico, Zappa goza abofeteando nuestros cómodos oidos con extrañas combinaciones de los más diversos tipos de música. A mediados de los sesenta, en plena efervescencia psicodélica, él rescató las formas más estúpidas del viejo "rock and roll" con todo el amor de un aficionado al género y todo el rencor da un adolescente inquieto obligado a crecer en el purgatorio de un suburbio de clase media de la América de Ike Eisenhower. Al mismo tiempo, castigaba a la naciente contracultura por su ingenuidad politica (en aquellos gloriosos tiempos de efervescencia seudorrevolucioneria, Zappa no dejaba de predicar la necesidad de algo infinitamente más prosaico: la infiltración en las instituciones del sistema) y su gregarismo. Su desprecio por las mitos (la libertad, la bondad del consumo, la libre empresa, la aristocracia del dinero) que sustentan USA no le impedia señalar los pies de barro de la nebulosa alternativa que sus coetáneos propugnaban. No habia nada sagrado para él: su "Estamos en esto solo por el dinero" parodiaba brutalmente el "Sgt. Pepper" de los Beatles y, de paso, toda la inocencia multicolor del “hippismo". 

La mortífera combinación de sátira social y música innovadora hizo de Zappa y sus Mothers of Invention un grupo espeialmente reverenciado en Europa: casi toda la vanguardla del “rock" hecho en Alemania, Francia o Italia durante la primera mitad de los setenta tenían un sello zappiano en concepción y realización. Luego, su influencia y prestigio se fue diluyendo. Tras la brillantez instrumental de "Hot Rats", comenzaron a aparecer discos donde el contenido musical estaba subordinado a su excéntrico humor; su pornografia esperpéntica pretendia desinfiar la creancia de la libertad sexual de la sociedad norteamericana, pero terminaba aburriendo al caer previsiblemente en lo absurdo o en chocanarias escasamente divertidas.

Pero es prematuro desechar a Zappa como una víctima de los excesos que él criticaba en sus propios compañeros de profesión. De vez en cuando, un solo de guitarra, un tema o un LP entero están bendecidos por su genio singular y nos hacen olvidar sus paridas. Ahora regresa a España con una curiosa formación (la banda incluye otros tres guitarristas más dos teclistas) que dicen le permite bordar sus piezas más complejas y hasta le deja hueco para sus cáusticas diatribas. Benita oportunidad para comprobar qué es lo que queda de subversivo en el viejo Zappa.