Farmaceutico Frustrado
By David S. Mordoh
¡Qué dirán los modernos! FRANK ZAPPA llegó, vió y venció. Un llenazo absoluto, absolutísimo, en su único concierto en Barcelona. Dicen que allí se vieron hasta hippies de esos que todavía van descalzos. DAVID S. MORDOH entrevista, pese a las contrariedades, a este fósil viviente con la intención de descubrir las razones de su supervivencia a través de los siglos.
Las ruedas de prensa les van muy bien a artistas y promotores, ya que así se sacan de encima a reporteros y reporterillos con pocos quebraderos de cabeza Pero a nosotros, compartir una rueda de prensa convocada por Frank Zappa con prensa diaria, prensa del corazón y hasta fanzines de macrobiótica, de bien poco nos sirve Cada uno pregunta por su lado y siempre acabas pensando que has perdido el tiempo. Por esta razón pedimos a los promotores – quede claro que en las relaciones promotores/prensa ellos acostumbran a pedirnos más a nosotros que nosotros a ellos – si podían conseguirnos al menos cinco minutos de conversación coherente con Zappa sin que otros compañeros interrumpiesen. Dado el carácter del protagonista, nunca puedes saber cuándo va a soltar algo sonado y no estaría mal intentarlo a nuestro modo Como casi todos los que se mueven en este loco negocio de la música – por prometer que no quede– dijeron que harían lo imposible. Y así acudimos a una rueda de prensa de la que suponíamos sacar poco, pero con fundadas esperanzas de conseguir luego algo más.
Hotel Princesa Sofia, Salón Barcelona, 18 de Septiembre, 21 horas. Zappa aprece con exquisita puntualidad:
– ¿Cómo vas a enfocar tu show paro una audiencia española?
– Haremos el mismo show que en los demás conciertos de esta gira.
– Pero en tus canciones hay un parte importante, los textos. ¿Cómo piensas adaptar eso a la gente que no sabe Inglés?
– La mayoría de canciones que tocamos están en LPs ya editados y los textos vienen en los créditos Por eso los ponemos.
– ¿Harás entonces un studio show (???)?
Zappa, estupefacto, dice que no ha entendido la pregunta Se le vuelve a repetir con la misma falta de claridad.
– ¿Vas a tocar lo mismo (???) en directo?
– Si.
– ¿Lo mismo?
– Si.
Evidentemente quien hizo la pregunta sobrevaloró su inglés, creyendo que Frank comprendería la intención de averiguar si iba a calcar sus canciones en directo sin ningun tipo de variacion respecto a las versiones plastificadas. Eso pasa por intentar prescindir de la traductora.
– Pero no todas las canciones que tocamos han sido editadas en disco. Algunas son nuevas, pertenecientes al disco que va a editar EMI, y otras aún no han sido grabadas. Habrá además una buena parte de pasajes instrumentales que no tienen texto.
– Zappa ha estado dos años alejado de los escenarios y ahora vuelve. ¿Qué has echado de menos? Porque durante este tiempo no has estado inactivo ... ¿verdad? ¿Qué te ha impulsado a volver?
– He estado trabajando únicamente en música clásica ... y era muy aburrida.
– ¿Qué es lo que te divierte de esta música aburrida? ¿Lo que tú haces o la respuesta del público?
– Cuando tocas en sitios donde no hablan ingles, lo divertido está en lo que pasa entre los músicos durante el show.
– ¿Y por qué te has aburrido estos dos años?
– La gente que controla ese mundillo de la llamada música seria, especialmente en Estados Unidos, es muy desagradable.
– Hubo un momento en que, al ver como la gente se divertía tanto en los conciertos de Zappa, empezaron a prohibirlo. Lo del Royal Albert Hall por ejemplo.
– Un momento, eso no fue exatamente así. Dejadme contar la verdadera historia. ¿Conocéis a algun inglés?
(risas ... )
– Son una gente con una actitud muy extraña referente al sexo. Bien, el concierto suspendido del Albert Hall estaba vendido, las entradas se habían agotado. EL 80 % del show lo tenía que tocar la Royal Phillarmonic Orchestra y el otro 20 % mi banda con algunos temas de «200 Motels». La mujer que hacía de agente de reservas del Albert Hall era a la vez amiga íntima del trompetista de la Filarmónica y ambos pertenecían a una especie de secta religiosa. El trompetista se quejó porque, durante una de las piezas para la orquesta, toda la sección de viento debía gritar la palabra pene. Eso le costó el puesto en la orquesta. Asustada por el rumbo de los acontecimientos, esa amiga íntima creyó su deber proteger al público de tal palabra. La medida consistió en cerrar la puerta y no dejar entrar a la orquesta.
Yo denuncié, al Albert Hall por incumplimiento de contrato, costándome tres naos y cincuenta mil libras. Les llevé a juicio en Inglaterra. En un principio se trataba de dirimir un incumplimiento pero, al ser el Royal Albert Hall real como su nombre indica y esa mujer ser considerada como empleada de la reina, la defensa llevo mi caso intentando probar que mi espectáculo era obsceno. Cuando termino el juicio, el juez confirmo que mu música no era obscena, pero perdí porque yo era americano y ellos eran reales.
– Gracias por aclararlo.
– De nada, Frank Zappa siempre está dispuesto a suministrar la información correcta.
– Una vez declaraste que si alguien quería conocer al Frank Zappa músico/instrumentalista, lo podría encontrar en el triple de 1980 «Shut up'n play yer guitar». Si tan felices hace a los fetichistas este tipo de obras, ¿por qué no las prodigas?
– En primer lugar nunca declare eso. Y por otro, pienso editar en el futuro más discos así, eso será tan pronto como tenga los suficientes solos que me gusten para completar un álbum.
– ¿Y por qué no prodigas en vinilo con más frecuencia tus incursiones clásicas?
– Cuesta mucho dinero. Yo financio mis discos y es muy caro alquilar una orquesta sinfónica que ensaye el tiempo que hace falta para presentar algo decente. Lo sindicatos han creado esta situación.
– ¿No será que les conviene más a las casas de discos vender a un Zappa y no al otro?
– Las empresas que venden discos son como las que venden zapatos. Venden trozos de plástico envueltos en cartón, sin importarles lo que hay dentro. Si creen que se vende más lo clásico, consiguen venderlo, no hay duda.
– A un público acostumbrado al Zappa-rock puede desorientarle encontrar un Zappa diferente.
– La misma gente que compra el Zappa clásico es la que compra discos de rock, por lo menos en Estados Unidos.
– ¿Cree que solamente por su música Zappa se hubiera hecho famoso? ¿No le habrán ayudado las cosas que ha dicho y hecho?
– A mí me parece que a la gente que de verdad le gusta la música no le importa el resto.
– ¿Pero este resto no ayuda?
– Tal como se entiende la popularidad hoy en día, yo no soy tan popular. En cuanto a lo que me rodea, ya lo veis, es esto (una rueda de prensa), algo que lleva información al público pero que no necesariamente me hace popular.
– Cuando hablas a tu público, ¿qué es lo que intentas comunicar? Al que paga para verte ca esta gira por ejemplo ...
– Nuestra misión más importante es la de entretener, con humor por supuesto.
– ¿Es entonces vuestro show más visual que textual?
– Tenemos un pollo de goma, un par de tenazas, un guante muy grande y coreografía, pero más que nada tenemos música.
– ¿Así pues tendremos la suerte de volver a ver un Ruben & The Jets segunda parte?
– En el nuevo álbum hay una canción de este estilo.
– Por aquí se rumoreaba que Zappa había hecha unos pinitos electorales ...
Zappa pone aquí cara de no saber nada del asunto ante las carcajadas de los presentes, conscientes todos de lo mucho que cambian las cosas con el tiempo.
– Yo estoy interesado en la política solo mientras sea una fuente de diversión. No corro detrás de ofertas pero, si fuese elegido un día, estoy seguro de que lo haría mejor que los están gobernando ahora los Estados Unidos.
– ¿Tus shows se plantean en base a algo caótico? Por llamar de alguna manera la reunión de varias influencias y sugerencias.¿O es que tienen alguna directriz? Aunque sea una línea conductora a este caos, por ejemplo ...
Resulta obvio que Zappa, cuando encuentra a alguien más papista que el papa, puede hacer mucho daño. Pero en esta ocasión pareció morderse la lengua, limitándose a invitar a su interlocutor a descubrirlo por sí mismo cuando acuda al concierto.
– Por cierto, ¿cómo está tu hija?
– Bien, está estudiando para actriz y trabaja en alguna que otra película.
– ¿Le gusta a ella toda la discografía de Frank Zappa?
– Ni siquiera sé si le gusta un solo de mis discos. Nunca ha sido este un requisito para vivir en mi casa.
– ¿Qué hay de aquel antepasado tuyo que vivía en tiempos de Mozart?
– Existió un hombre llamado Francesco Zappa que viene en varos libros de música. Nadie sabe cuando nació ni cuándo murió, pero escribió música entre los añs 1766 y 1788. Era de Milán y tocaba el cello. Dió clases de música al Duque de York, vivió en varios lugares como lnglaterra, Francia o La Haya, y fue uno de los primeros músicos en salir de gira. En un libro incluso sale la reseña de un concierto suyo en Frankfurt. A través de los libros conseguí sus manuscritos originales, los metí en la computadora de mi estudio y ésta reformó las piezas, las cuales se editarán próximamente en un LP. Se llamara «Francesco».
– ¿Crees en la reencarnación?
– Oh, no creo que yo sea la reencarnación de este señor, pero tal vez sí un pariente.
– ¿Que piensas cuando escuchas la frase «El compositor del tiempo presente rehusa morir»?
– Es una frase de un compositor llamado Edgard Varèse. Era demasiado optimista.
Los promotores ruegan efectuar las últimas preguntas y yo sin apenas abrir la boca, esperando la oportunidad de coger un hilo interesante. Eso no podía quedar así.
– Frank, ¿por qué EMI?
– ¿Y por qué no?
– ¿Por qué entonces CBS?
– Solo tienes cuatro elecciones como artista para una distribución mundial. Una de ellas era CBS.
– ¿Qué paso con Herb Cohen?
– Lo llevé a juicio durante ocho años.
– ¿Crees que le gusto «Jewish Princess»?
– A mí me parece que el se vemás como musulmán. Le gustaria que la gente le llamase Gengis Cohen.
Más premura por parte de los promotores con todos los presentes levantando la mano en busca de una ultima oportunidad. Llevábamos menos de treinta minutos alli.
– Si Zappa hubiese nacido veinte años más tarde, ¿tendría tantos problemas como ha tenido dentro del rock?
– Si yo hubiese nacido veinte años más tarde no me habría dedicado a esto.
– ¿Qué estarías haciendo entonces?
– Sería Farmacéutico.
– ¿Por qué?
– Es lo que más me gustaba antes de meterme en el rock.
– ¿Cuál fue el detonante de tu popularidad?
– Una foto mía en un water.
– ¿Cuándo crees que te hicieron la última pregunta inteligente?
– Yo las considero todas inteligentes, pero también tengo que decir que tengo buenos modales y soy una persona educada.
Había quedado pues todo muy claro. Aunque entre líneas nos hubiese llamado a todos imbéciles, no era cuestión de dejarle escapar. Salimos rápidamente hacia Studio 54, donde tenía concertada une entrevista con TV3. La espera en el hall se hizo lenta, eterna. Por fin acabo su charla con Angel Casas y vino a sentarse junto a nosotros mientras le traían el coche para ir a cenar. Era el momento. Preguntamos a los que le acompañaban – los mismos que nos habían prometido horas atrás intentarlo todo – si podíamos charlar con el unos instantes. La respuesta fue un no. Rotundo, áspero. Escupido por un rostro que en aquellos instantes me trajo a la memoria todas las miserias humanas./p>
Ni siquiera lo habían intentado. Zappa entretanto observaba casi complacido la situación, incluso me pareció que no le hubiese disgustado soltar la lengua un ratito. Para colmo, la traca de regalo en una caja una barretina catalana que el hombre se pone con cara de circunstancias. Retrocedíamos veinte años en un instante en la España de la pandereta con todos nuestros complejos a cuestas. ¡País! Sobra describir el sentimiento que me embargaba cuando salí a la calle en busca de aire fresco y de alguna bebida para quitarme el regusto amargo de la garganta.
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